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Híbrido, Híbrido enchufable, Eléctrico, ….

Híbrido, Híbrido enchufable, Eléctrico, ….
20/11/2019

Los vehículos híbridos enchufables cada vez gozan de mayor popularidad, y se espera que durante los próximos años sus matriculaciones crezcan considerablemente como consecuencia del endurecimiento de las normativas anticontaminación.

Tanto los coches híbridos como los híbridos enchufables son vehículos que cuentan con un motor de combustión interna, que puede ser diésel o de gasolina, y con uno o varios motores eléctricos, además de la correspondiente batería para alimentarlos.

En un vehículo híbrido convencional el que realiza el trabajo la mayor parte del tiempo es el motor de combustión, elemento que en ocasiones y en función de la carga de la batería, puede recibir el apoyo del propulsor eléctrico. Al ser el motor eléctrico más eficiente “energéticamente hablando”, son vehículos capaces de lograr un ahorro importante en el gasto de combustible. especialmente en zonas urbanas. A altas velocidades ese ahorro desaparece, entre otras cosas, porque sus baterías no son lo suficientemente grandes como para que el motor eléctrico siga funcionando durante periodos de tiempo prolongados. Algunos híbridos son capaces de circular en modo 100% eléctrico durante unos pocos kilómetros. Pero para eso deben darse una serie de condiciones, como por ejemplo, que la batería tenga carga suficiente, que no demandemos mucha capacidad de aceleración o que no queramos sobrepasar el límite de velocidad hasta el que puede funcionar en modo eléctrico. Porque a diferencia de los híbridos enchufables, en un vehículo híbrido normal no puedes cargar la batería conectándolo a la red eléctrica, siempre se depende de la energía que recuperes en las frenadas o del propio motor de combustión, que conectado al eléctrico, hace que este actúe como un generador para producir energía que cargue las baterías.

Los vehículo híbridos enchufables o PHEV, de “Plug-in Hybrid Electric Vehicle”, tienen motores eléctricos más potentes, por lo que estos no solo proporcionan mayor capacidad de aceleración, es que además les permiten alcanzar velocidades muy superiores. A esto hay que sumar el hecho de que poseen baterías con mayor capacidad, por lo que pueden recorrer muchos más kilómetros en modo eléctrico y sin contaminar. Pero claro, como son más grandes las fuentes de alimentación, estas ya no se pueden cargar usando únicamente el motor de combustión o la energía recuperada en las frenadas (se puede hacer, pero no es lo más eficiente), por lo que es necesario conectarlos a la red.

Además, según lo explicado anteriormente, un híbrido tradicional no necesita fuentes externas para cargar sus baterías, por lo que el dato de consumo homologado que da el fabricante es más preciso. En uno enchufable, sin embargo, la cifra de gasto oficial no tiene en cuenta la energía que previamente has introducido en la batería (la electricidad necesaria para cargar las baterías desde el “enchufe”).

La mayoría de conductores rara vez recorre más de 100 km en sus desplazamientos diarios, por lo que tienen la oportunidad durante la noche o durante el tiempo en el que el vehículo esté parado de cargar la batería. En esa situación son casi tan eficientes como los coches eléctricos normales, ya que si por ejemplo a diario recorres unos 40 km, podrías completar el recorrido sin gastar ni una sola gota de carburante. Y si en algún momento tienes que afrontar desplazamientos más largos, puedes hacerlo sin problemas, ya que cuando se agote la carga, a diferencia de un eléctrico puro, tienes a tu disposición un motor de combustión que te permitirá continuar la marcha sin tener que parar.

Los coches eléctricos por su parte sólo disponen de propulsores “eléctricos” que hay que recargar cada cierto tiempo, una vez sus baterías se agota. Su autonomía hace que sean perfectos para moverse por ciudad o para desplazamientos de corta/media distancia puntuales y muy calculados, pero son incapaces de cubrir grandes distancias sin tener que parar a “enchufarse en algún punto del camino. A esto hay que sumarle el problema de los puntos de recarga, todavía muy escasos.

Y el híbrido enchufable no tiene ninguno de esos dos problemas; su alcance eléctrico es mucho más limitado, pero suficiente para el día a día y, si se acaba la batería, la parte de combustión del sistema se encarga sin problema. Pueden llegar mucho más lejos y, aunque sea el motor de combustión el que tenga el protagonismo en según qué momento, siempre cuenta con el apoyo del bloque eléctrico.

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